RATONES ILUSTRADOS
Navidad 2012
Estamos
satisfechos de los trabajos que habéis realizado recreando a cuatro grandes
pintores. El resultado en conjunto ha sido excepcional. Ya sabéis que uno de
los cursos ha sido premiado por ello ganando un viaje a final de curso. El
jurado formado por los profesores Antonio Oca (Educación Física), Carmen
Bartolomé (Lengua y Literatura Castellana), Gloria (Matemáticas) y Raquel
(Música) decidieron después de mucho deliberar que fuera el grupo E1A. Desde
nuestro blog felicitamos a todos y no pasamos por alto la creatividad y en gran
trabajo en equipo realizado por E4B y dirigido por Isabel Gómez.
Os
presentamos una muestra de los trabajos que habéis realizado y lo hacemos con
el orgullo de poder consideraros responsables y buenos artistas.
Tenemos
pendiente el Concurso Literario del Día del Libro basado en los cuadros que
habéis recreado. Una muestra de los que ya han sido escritos los podéis leer en
el blog y tenemos pendiente también la inscripción con vuestras obras en el
concurso “Ratones Ilustrados” en el que nuestro instituto será pionero.
La web de este concurso es: http://www.ratonesilustrados.com
¡Gracias a todos!
Queremos recordaros
también que nuestro compromiso es que trabajéis con ilusión y que os valoréis
como personas creativas y capaces de hacer lo que os propongáis.
NATURA MORTA CUBISTA (María
Blanchard)
Al
amanecer aquella mujer se levantó y tuvo una sorpresa. Sus hijos y su marido le
preparaban un desayuno especial porque era su cumpleaños. En la mesa había una
fuente de tortitas con distintos siropes de sabores, otra fuente de huevos y
beicon y zumos, leche... Se sentaron en la mesa. La hija cogió la jarra de zumo
para echárselo en la taza. Su hermano
cogió la caja de cereales para echárselos
en el tazón. Hubo un temblor cada vez
más fuerte y fuerte hasta que todo el banquete se cayó. Su marido se cayó al suelo y se puso a rodar. Se colocó la fuente de tortitas en la cabeza.
Pasados los cinco minutos el temblor terminó y volvieron a colocar todo el
banquete y rehacer toda la comida y pusieron en la mesa las tazas, los tazones,
las jarras en la mesa del salón que había diseñado la mujer negra y marrón y
volvieron a ponerse a desayunar.
Laura
LA MUJER CON ABANICO (María
Blanchard)
Caminaba
lentamente por la acera, no tenía prisa, notaba la mirada de la gente clavada
en ella. Sentirían lástima por ella, miedo, asco. Seguramente mirarían sus ojos
cansados y la ropa rota y manchada de sangre.
Por fin,
llegó a su casa, entró en su cuarto y se dio una ducha. Se puso el vestido rojo
que tanto le gustaba a su amado, con él se conocieron. A juego cogió un abanico
rojo, se miró al espejo, no se podía creer que fuera ella, la mujer del espejo.
Mientras que se miraba, su cuarto se llenaba de preciosos recuerdos del pasado.
Olga
LA MUJER CON ABANICO (María
Blanchard)
Estaba
sentada en la cama. Miraba al espejo. En él veía reflejada la puesta de sol y
la torre Eiffel. Veía como por debajo se agitaban las mansas aguas del río.
También veía reflejadas en el espejo las nubes. Atisbaba el brillo de los
adoquines del puente, de muchos colores: rosas, naranjas, verdes, amarillos...,
todos ellos resplandecientes. Salí a la calle para disfrutar de aquella
belleza. Crucé el puente y subí a lo más alto de la torre Eiffel. Desde allí
arriba casi podía tocar las nubes. Cuando bajé de allí, ya era de noche. No
había luna. Las estrellas me acompañaban en el paseo a casa. Cuando llegué, me
encontré con mi mejor amiga preparándome la cena. Todo era perfecto.
Sandra
EL BAILE DE LA CARNE (Miquel Bárcelo)
La
prehistoria comenzó hace unos cinco millones de años. Es la etapa más larga y
dura de la historia humana. Tras la evolución los monos pasaron a ser seres
humanos y en vez de saltar por los árboles empezaron a vivir en cuevas. Cuando
era verano vivían de la recolección, recogían nueces, frutos, bayas y muchas
más plantas pero el problema llegaba en el invierno porque las plantas quedaban
tapadas con una gruesa capa de hielo y no tenían que comer. Por ello tuvieron que aprender a cazar, pero eso no era
tan fácil porque con que le des una patada al mamut no le vas a matar, entonces
pensaron que más fácil sería la caza de una cabra, pero no les sirvió de tanto
como un mamut.
Gabriela
SEVERAL
CIRCLES (WASSILY KANDINSKY)
Laura se
quedó absorta, mirando como la niña hacía
pompas de jabón delante de él. "Es inocente, le queda mucho por vivir- se
dijo- aún no sabe lo que es sufrir. Ojalá yo volviera
a ser como ella". Acababa de escaparse de casa, porque ya no
soportaba más. Estaba harta de los gritos de su madre, de los castigos, del
colegio, de los problemas...de todo. Odiaba ser mayor. Nada tenía sentido, y
todo eran problemas. En cambio, cuando era pequeña, todo era felicidad. Tenía
muchos amigos, su madre se portaba bien y no la regañaba, veía más a su padre.
No había preocupaciones, simplemente pasarlo bien. Porque eras pequeño, y
todavía no sabías qué significaba la vida, ni qué te deparaba el futuro. Los
niños pequeños son inocentes, y eso era lo que estaba bien. No saber a dónde
ir, pero que no importe. Estar preocupada por unas simples pompas de jabón, lo
más simple del mundo, pero como la vida era simple, no importaba. Ahora, toca
prepararse para el futuro. Pero ¿qué pasa si no sabes que quieres hacer, si no
tienes todavía un rumbo...? Pero también tienes que dejar el pasado atrás. A
todos esos amigos, ahora desaparecidos. A toda esa felicidad ahora perdida
porque la vida ha tomado otro significado. Pero ahora, viendo a esa niña...su
única preocupación era que las pompas explotaran, y que su madre viera lo que
estaba haciendo, para así sentirse orgullosa. A la niña se la cayó el pompero,
y empezó a llorar. Laura se preocupó pero la madre fue corriendo a consolarla.
Entonces la preocupación pasó a ser tristeza. Eso la recordó a un día en el que
su padre se marchó de viaje cuando era pequeña. Siempre le despedía. Pero un
día se quedó dormida y no le pudo despedir. Se puso a llorar y su madre llegó y
la consoló, como hacía en ese momento la madre de la niña. A pesar de todas las
peleas, había sido una buena madre. Tal vez Laura era demasiado dura con ella.
Vio como la niña abrazaba a su madre, sonriendo; y entonces pensó que la vida
es dura, sí, pero merece la pena. Tarde o temprano sería feliz.
Laura se
levantó del banco y caminó en dirección a su casa, con una idea en la mente: La vida era más fácil cuando sólo te
tenías que preocupar por unas simples pompas de jabón.
Fátima
SEVERAL
CIRCLES (WASSILY KANDINSKY)
CÍRCULO DE DOLOR
Me
siento sola, tan sola que tengo miedo. Mis padres trabajan todo el día y raras
veces aparecen por casa. Mi vida consistía en despertarme, desayunar, ir al
instituto y pasarme las tardes devorando libros como si no hubiera mañana. Y
así todos los días. Tampoco tenía muchos amigos, lo cual no me extraña, pero le
tenía a él. Puede sonar estúpido, pero le quería. Os voy a contar la historia
que marcó mi vida.
Nos
conocimos por Internet, en una famosa red social, aún no le había visto en
persona. Siempre me apoyaba, me hacía reír a través de la pequeña pantalla, era
el único que me hacía sentir viva.
Más días
de soledad, más lágrimas por mis mejillas...
Quería
venganza que mis padres sufrieran igual que yo, pero no pude, les quiero, sé
que lo hacen por mí, trabajan mucho para que tenga un futuro mejor en este
mundo lleno de desilusión.
Necesitaba
desahogarme o simplemente hacer alguna locura para salir de aquella monotonía.
Salí de
casa y entré en un estanco, compré tabaco, es curioso, ni siquiera me pidieron
DNI, así que no me tuve que justificar. Encendí un cigarro, no me puedo creer
que vaya a hacer esto- pensé y lo hice. No me produjo ningún placer, me daba
asco, pero seguí aspirando el humo hasta sentir que me ahogaba.
Llegué a
mi casa. Encendí el ordenador, quería hablar con él. Estaba conectado. Una gran
sonrisa invadió mi cara. Necesitaba verle, tocarle, sentirle... Quedamos en un
solitario parque. Estaba asustada, todo estaba oscuro, lo único que me mantenía
allí eran las ganas de abrazarle y conocerle por fin. Divisé una sombra en la
oscuridad. !Dios, era él!
Corrí a
sus brazos pero no reaccionó igual, me dio una bofetada, caí al suelo, rompió
en pedazos mi delicado vestido y sentí sus labios recorriendo mi cuerpo.
Gritos, sollozos, golpes, es lo único que recuerdo ahora, un círculo vicioso de
dolor.
Ahora
estoy internada en un centro, me están ayudando, pero no logro superarlo. Veo
mis marcas todavía recientes en mi pálida piel y me siento sucia, tan sucia que
me doy asco. La gente piensa que me estoy volviendo loca, hasta mis padres lo
creen. Definitivamente estoy sola, y sí, insisto en ello, lo siento así.
Estoy
pensando en acabar con todo esto, tirar la toalla, pero soy fuerte, sé que lo
puedo conseguir sola, puedo hacerlo.
Edward
Hopper
LA BARRA
DEL BAR
En una tarde
oscura de invierno como todos los días, Peter se encontraba delante de la barra
del bar en el que trabajaba durante su jornada. Le gustaba inventar historias sobre
los clientes que allí se congregaban, se deleitaba con los pequeños susurros
que le llegaban de las conversaciones de las personas que allí se reunían. En
esa ocasión había una pareja que dialogaba sobre su futuro compromiso. La
mujer, entusiasmada por la ocasión, no paraba de hablar de los invitados, el
banquete (que con gran astucia averiguo que debía ser un sitio bastante caro,
por los muchísimos detalles y comida que iban a degustar). Luego empezó a
describir a su prometido para continuar diciendo que el vestido para el gran
día era de color crema, con encajes en la espalda y pequeños detalles de cuentas
que recorrían todo el escote. Dado su poco conocimiento sobre moda, Peter
entendió realmente muy poco pero por la expresión y el brillo de felicidad en
los ojos de la joven, imaginó que sería hermoso. El hombre, por el contrario,
apenas decía palabra alguna. Asentía entusiasmado a las descripciones de su
pareja, suponía que debía de estar nervioso por el gran evento. La pareja
siguió hablando sobre ello y Peter observó nuevamente a los parroquianos que se
encontraban en el local, deteniéndose en la esquina de la barra, donde se
hallaba sentado en un taburete un hombre cabizbajo con cara de angustia. Por su
apatía y tristeza. Junto con el constante garabateo de un nombre de mujer sobre
una servilleta, su historia parecía relacionada con el desamor de una dama,
algo que Peter conocía, por haberlo padecido en sus propias carnes. Haciéndole
recordar con nostalgia los bellos momentos vividos años atrás y de los que
jamás podría deshacerse.
La tarde
se volvía noche, el frío traspasaba los cristales, otro día más llegaba a su
fin, la gente iba y venía y en el descanso de su jornada en la barra de ese
bar, miles de historias se enlazaban, mientras Peter dejaba volar su
imaginación.
Noemí
VELERO (Edward Hopper)
Un
velero. Ella ama el mar, yo la amo a ella.
Yo, un
simple trabajador, un obrero de a pie que tiene un simple objetivo en esta
vida: pasar todos los días de su vida al lado de la mujer que ama, por ahora su
mejor amiga, Clara. Pero pronto dejará de serlo.
He
pensado llevármela al mar, allí donde la declararé mis sentimientos hacía ella.
Cabe la posibilidad de que me rechace, pero no, es imposible. Llevo dos años
ahorrando para poder alquilar un velero, estamos predestinados. Podría haberme
declarado antes, pero mi idea es mucho mejor, de todas maneras mi amor hacía
ella me está llevando a la locura.
Es el
día, hemos viajado hasta Santander, con la excusa de que mi tío me dejaba el
velero para pescar.. Otra de mis mentiras. A veces mentía para poder verla,
llevaba a mi hermano pequeño por tontos catarros imaginarios a su consulta. Ella
es la única enfermera del pequeño ambulatorio del barrio. Hoy, sus ojos
brillaban cada vez más. Era su sueño, un velero, nuestro sueño. Feliz,
nervioso, asustado. Todo estaba listo, pero no sería de noche, iba a ser de
día, como la claridad de su nombre, como la claridad de sus ojos. Ella iba a
ser mi mujer.
Sentados
a la mesa, era el momento:
- Clara
¿Te puedo preguntar una cosa?
Ella me
interrumpe tapándome la boca y dice con los ojos brillantes.
- Si
quiero.
Nuestras
manos se unen en el cielo y nuestras voces se entrelazan a gritos lanzando
palabras mudas al mar.
Alex y Elisa
NUESTRO CAMINO SIN FIN
La vida
parece fácil al principio, tan sólo eres un niño preocupado por cuantas onzas
de chocolate te da tu madre para merendar. Simplemente es una línea recta, un
camino fácil que seguir.
Después
en la adolescencia, llegan lo que en apariencia son tus mayores problemas: que
la persona que te gusta te ignore por completo, que tus padres no te entienden,
que no te dan lo que quieres...Te sientes perdido, incomprendido, te encierras
en tu habitación con la música bien alta para que nadie pueda oír tus alaridos
de frustración. Te sientes abandonado cuando a veces no te hacen caso y llegas
a eclipsarte, conclusión de que estás
sólo en el mundo. Piensas en mil maneras de gustar a la gente, en mil modos de
que te escuchen, aunque a veces sean claramente equivocados y cambien tu
personalidad hasta tal punto de que no te reconoces a ti mismo. Buscas la
atención de los demás de maneras ilimitadas, y no todas son precisamente
buenas. Las líneas de la vida comienzan a torcerse y te das cuenta de que en
realidad son curvas.
Tras
esta etapa, cuando llegas a la madurez, reparas en que todo lo anterior no han
sido más que tonterías con un sentido realmente vacio. Ahora es cuando empieza
el camino de verdad, cuando has de buscar un trabajo para poder mantenerte con
vida. Cuando quieres formar una familia, pero no siempre es la situación
correcta. Cuando hay problemas de todo tipo, impedimentos que tuercen tu
camino, obstáculos en las líneas para los que no siempre encuentras solución.
Esta es
la contaminación del camino de la existencia, los problemas aparentemente sin
solución, la polución en tu propio planeta particular. A veces te sientes tan
perdido en el mundo que puedes llegar a pensar: ¿qué hago yo aquí?¿quién soy?
¿A dónde quiero llegar? Tan perdido que ni siquiera puedes responderte a esas
sencillas cuestiones.
Ahí es
cuando crees que todas las ilusiones que habías tenido anteriormente se esfuman
por completo. Vale, pues ahí es cuando te equivocas. Porque la vida en sí es un
constante camino de obstáculos, al principio cuando estás guiado por otras
personas, parece una simple línea recta; después notas cómo se curva poco a
poco; y, tras eso, eres consciente de
todas las figuras que obstaculizan tu línea. Pero no por ello tienes que echar
a perder las ilusiones, porque la vida no es más que eso, un camino sin fin de
obstáculos que tienes que saber superar. Y si no tenemos ilusiones por las que
mantener ese camino...¿qué clase de personas somos?
Nevina
EN PAZ
Discusiones.
Siempre. A todas horas estamos discutiendo. La última la que me trajo aquí. Ya
no recuerdo ni cómo empezó. Sólo puedo pensar en las últimas palabras que le
dije. ¿Qué le dije? Algo tan simple como:- Vete, te odio. Y sí, le odio, claro
que le odio.¿ Cómo ha podido ocultarme algo tan importante durante tanto tiempo?.
¿Es qué acaso no confía en mí? Aunque viendo como he reaccionado es
comprensible que no me lo contara ¿o no?. Le echo de menos, Sólo han pasado
unos minutos y ya le echo de menos. !No! Me digo. Le odio por haberme ocultado
esto, por no haberme contado que... no es cierto. Le quiero. Estoy enfadada con
él, pero le quiero. Y le echo de menos. Le echo tanto de menos, que en pocos
minutos empiezo a pensar como sería mi vida sin él. El simple pensamiento de
esta posibilidad me desgarra por dentro, se lleva todo el calor de mi cuerpo. Y
de repente, frio. Todo está negro. Miedo. Un miedo indescriptible invade todo
mi ser. Quiero gritar, expulsar el miedo, el dolor, el frio. Este frio que
amenaza con ahogarme y atenaza mi cuerpo. Grito. Más alto, más fuerte, con
todas las fuerzas que tengo, pero mis oídos no captan ningún ruido. Ni el más
mínimo atisbo de voz. Una voz angustiada, rota, presa. Presa en mi interior.
Nunca podré decirle que le quiero. Peor, nunca le volveré a ver. Intento
calmarme, pero no puedo. Lo voy a perder. Lo voy a perder para siempre. Es en
este momento cuando muero. O eso creo, no siento nada, no noto nada, ni
siquiera el frío viento que antes sonrojaba mis mejillas. No queda nada, rabia,
solo pena, una gangrena que mis venas cubre. De repente noto que algo cálido y
húmedo resbala por mi mejilla. Y entonces comprendo que preferiría haber
muerto. Que mi vida no será vida, no sin él. Alguien llama a la puerta
sacándome de mis absortos pensamientos. Decido ir a abrir, pero la puerta se
abre sola y detrás está él. El ángel que necesito que cuide mi camino. Corro
hacía él, le abrazo y le susurro al oído que le quiero. El me abraza más fuerte
y sólo dice siempre. Las fuerzas abandonan mi cuerpo y me desplomo en el suelo.
Oigo su voz que me llama, su cálida y tranquila voz. Veo su rostro por última
vez. Y todo termina. Me abraza y juntos cerramos los ojos, para que nada pueda
ya separarnos jamás.
Rocio