domingo, 26 de junio de 2011

Un cubano llamado Hemingway

Finca Vigía, su casa en la isla, se convierte en centro de peregrinación y archivo 

 

 Un murciélago conservado en formol -"el murciélago embotellado", le llamaba Hemingway- es lo primero que salta a la vista en el cuarto de baño que utilizaba el escritor en Finca Vigía, la quinta campestre que fue su refugio cubano en los años cuarenta y cincuenta y donde escribió El viejo y el mar. Pegado al inodoro, en un pequeño librero se puede encontrar todo tipo de literatura -incluida una biografía del ilusionista Houdini- y también queda una vieja pesa. A su lado, escritas a lápiz en la pared, hay unas marcas difíciles de descifrar desde el lugar establecido para los visitantes. "Son anotaciones de su peso, lo controlaba a diario", explica una de las celadoras. Las marcas de 1955 nos muestran al Hemingway más conocido, modelo oso: "14 de abril. 240? libras". En 1959 había bajado de peso: "18 de marzo. 204 libras"; "29 de marzo, 203? libras". La última anotación es de un día antes de partir de Cuba para no regresar más: "24 de julio de 1960. 190? libras".

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